Culo inquieto

Ya han pasado dos años desde que llegamos a California tras un paréntesis de otro año viviendo y trabajando en Madrid. El blog sigue su curso, esta vez más centrado en este "life'changing event" que nos está pasando. Y como siempre (o casi)el blog sigue llegando...¡¡¡EN ESPAÑOL!!! Sumamos y seguimos, y añadimos un nuevo miembro a nuestra familia: Sarita Do-Fernández.

viernes, 31 de marzo de 2006


Qué pena que haya gente que sin conocerme y sin saber lo que he añorado yo España durante cinco largos años se atreva a juzgar cómo me siento ahora que he estoy aquí o a decir que yo he puesto “a parir” esto. Y qué pena que yo sienta la necesidad de “justificar” mi sentir, pero es que si no escribiera y me deshaogase, no sería yo.

Por supuesto que cada uno cuenta las cosas según le ha ido en la feria, y eso es lo que hago yo por mi propia salud mental en MI BLOG, que para eso es mía. Y eso fue exactamente lo que hice en octubre. Claro, que si uno no lee el resto de las entradas en mi página o lo hace sin concocerme, la opinión que puedan formarse de mí puede estar bastante distorsionada, pero eso, en cualquier caso, ni me sorprende ni me preocupa, porque sé que la mayoría de la gente que la lee me conoce, y de hecho, en los comentarios que he recibido hasta hoy, todo el mundo ha sido amable y ha estado deacuerdo. Claro, que como la página está en inglés en su mayoría, comprendo que no todo el mundo pueda leerla, o que siquiera estén interesados en hacerlo independientemente del idioma.

Analicemos la entrada de octubre:


Octubre: tres meses después de haberme venido a Madrid tras haber vivido cinco intensos años en San José, tengo que re-ajustarme a una realidad que ya no era la mía, puesto que había venido aquí durante esos cinco años, pero de vacaciones.

Octubre: algo menos de dos meses trabajando en un colegio en el que me siento muy agusto a fecha de hoy, casi seis meses más tarde, pero que me sirvió para contrastar mi experiencia como profesora en el extranjero y aquí. Se me hicieron obvias la falta de recursos materiales y personales y la rigidez de un sistema que no ha cambiado acorde con los cambios que experimenta la sociedad (como la creciente inmigración para la que España no parece estar preparada). Comprobé que en gran parte de los casos, aquí el libro de texto sigue siendo el rey de la clase y que yo, al menos yo, me siento encorsetada en un trabajo que me parece más aburrido y que al mismo tiempo me cansa más porque me siento restringida y limitada. Por todo ello, sí, lo confieso, me entristece haber dejado un trabajo que era, en mi opinión, mejor.

Octubre: sí, me debato entre lo que me gustaría hacer y seguir la corriente a lo que hace todo el mundo, porque no vaya a ser que se haga algo distinto y se ponga a los demás en evidencia. ¿Que los niños salen corriendo por el pasillo y se llevan por delante a su mismísima madre y nadie se inmuta? Pues eso, se les deja correr. ¿Que hay que hacer cosas de tipo oficial pero si no se hacen no pasa nada? Pues nada, si quieres lo haces y si no, no (claro, dependiendo de quién seas y quiénes sean tus coleguitas). En el fondo, supongo que he de estar agradecida porque esto es mucho más relajado. ¿Que en los patios parece que se hace la guardia, pero realmente se charla acerca de las joyas de la Reina Madre de Inglaterra o el perfume de la vecina? Pues se charla… Se trata de adaptarse… y eso vengo haciendo. Es fácil, eso sí.

Octubre: mi vida afuera del colegio también pone de manifiesto hechos que no escapan a nadie: que muchos niños son muy mal educados, y que a mi entender la culpa la tienen los padres y la sociedad que formamos todos. Esto no es lo que yo recordaba haber dejado atrás cuando me marché hace años. Y aún tengo que dar las gracias porque realmente (y de verdad que no hay ironía en esto que voy a decir) me siento muy afortunada de trabajar en el colegio donde estoy.

Abril: y… ¿cómo me siento seis meses después? Pues acerca de mi trabajo, igual. Acerca de vivir en España: muy bien, por haber tenido la oportunidad de al menos haberlo hecho durante un año. Acerca de marcharme: infinitamente triste, más de lo que mis palabras pueden expresar. A pesar de todo, echaré de menos a mis niños, y eso que me ha tocado un grupo que se las traía. Echaré de menos la revisión del vestuario del primer ciclo cada mañana en el pasillo. Echaré de menos las charlas de sobremesa los días de exclusiva; a mi compi; el aula de enlace; las malas pulgas; las fotocopias; el precioso acento español de los niños españoles que tan atrás queda cuando estoy rodeada de mis preciosos niños mejicanos; hasta la molesta tiza con su polvillo será añorada.

Concluyo y defiendo que, si hay alguien que se siente ofendido por mi sentir, pues ya tiene tarea: la de des-ofenderse. Veo que aquí no se hace mucha auto-crítica, nosostros los madrileños, que tanto nos las damos de duros… y resulta que en muchos casos, de eso nada. En realidad somos hiper-sensibles, y eso, en ocasiones, tanto en el caso como de los que se dan por aludidos y se sienten ofendidos por una parte (los que leen) y por otra (yo, que escribo) puede ser un tanto perjudicial.

sábado, 25 de marzo de 2006

To the Detail

I have studied his face to the smallest detail: the eye lashes in his eyes, the curves in hi nose, the lips in smile, and the smile on his face. I have seen that smile sipping margaritas, in listening to me and even in his sleep I have seen his smile.
I wish I had more of a hard drive for a brain where I could keep these mental shots I take of him here and there, because if I don't make the effort, if I don't recall it often enough, that smile starts drifting away from my memory.
Still, I can recreate that smile in my sleep. Sleeping, or not... Thinking he will wake up and kiss me as I would like him to. I can see it when I daydream about it and imagine that smile turns into something else as he realises I was longing for it. That smile... My secret...