Culo inquieto

Ya han pasado dos años desde que llegamos a California tras un paréntesis de otro año viviendo y trabajando en Madrid. El blog sigue su curso, esta vez más centrado en este "life'changing event" que nos está pasando. Y como siempre (o casi)el blog sigue llegando...¡¡¡EN ESPAÑOL!!! Sumamos y seguimos, y añadimos un nuevo miembro a nuestra familia: Sarita Do-Fernández.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Nasía pa sufrí

Y sufro porque, evidentemente, éste no es mi cuerpo. Hoy hemos hecho eso que tanto había querido hacer: pilates. Pero... he tirado la toalla. Vinh y yo nos hemos enfundado la equipación Nike, super fashion y monísimos los dos. Hemos ido poco menos que dando saltitos hasta el gimnasio. Hemos llegado a la clase, hemos cogido las alfombrillas, inspirado, espirado... y ese ha sido el final de mi tarde feliz, porque la profe se ha flipado un poco con la tabla de ejercicios. Me he sentido como una ballena en un pozo, torpe y fuera de lugar. Ahora no solo tengo mi autoestima por los suelos, sino que además me duele cada músculo de mi cuerpo. Y eso que dicen que es un deporte de bajo impacto. No sé qué significa lo de bajo impacto, porque me encuentro física y mentalmene agotada. Me limitaré a aquello de la bici estática y la piscina, que sí parecen lo mío.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Y, ¿de merienda?

Vaya por delante que sí que tengo Nocilla (me la compré el año pasado en Berkeley). Pero hoy, como se nos junta la merienda con la cena, vamos a hacer algo más elaborado. Seguimos aquí, pues, dándole a la cuchara, el horno y la búsqueda de ingredientes. Esta vez ha sido el turno de los piñones, que hemos encontrado tras numerosas e infructuosas búsquedas, pero eso sí, los hemos pagado como si fueran más que piñones, pepitas de oro. Todo sea por hacer esa fabulosa ensalada que mis primos nos dejaron catar en verano (más que catar, porque haciendo justicia a la verdad, me zampé un bol casi yo sola).
La ensalada es complemento a un asado, no paletilla de cordero, sino pollo, que aquí en América se come en todas partes y a todas horas: deep fried (frito en profundidad - y traduzco literalmente), en strips (en tiras, también fritas y empanadas), en ensalada, en pastel de olla (chicken pot-pie)... Bueno, no me quiero parecer al amigo de Forrest Gump con las gambas. Total, que mucho pollo, mucho pollo... pero aquí nadie hace un asado como Dios manda, claro está. Y es que, el pollo de mi mami, es... bueno, el mejor, seguido muy de cerca por el mío. Aquí os enseño el reportaje fotográfico de la sesión culinaria de esta tarde, etapa a etapa. A ver si mi querido marido termina ya con sus deberes y nos podemos sentar a la mesa, que tengo una gazuza ¡que no me tengo en pie!














martes, 11 de septiembre de 2007

I got "good-jobbed" today

Y es que esta semana estoy viviendo the whole American experience! Hoy cuando le he preguntado a una profesora si su nombre era tal, me ha dicho un efusivo "Good Job!". Ayer fue la Back To School Night. Y me vi a mí misma preparando una carpeta para cada padre, con un cerro de fotocopias para abrumar al personal sobre lo que los niños deben de saber al final de segundo grado, repartiendo "cookies and punch" (o sea, galletas y zumo, pero que en inglés dicho de carrerilla suena a ente único -cookies´n´punch-), y mostrando la clase a los padres como si estuvieran en el Prado en lugar de una clase de primaria. Qué lejos quedan la cartilla y los cuadernillos de Rubio. Cuánta tonteria despilfarramos por aquí... Lo peor es que me he asimilado demasiado bien a todo este teatro, me da la impresión. En fin, todo sea por el sueldo y la hipoteca de España (ese es mi lema cuando me veo acorralada intentando justificar lo que hago en este país y por qué lo hago).

domingo, 9 de septiembre de 2007

Una vida se va, otra vida llega

Hace un par de semanas nos rompió un cachito de corazón la terrible pérdida de una amiga: su hermana de 32 años moría de una embolia. Hace un par de semanas, el nacimiento del pequeño Daniel, nos lo recomponía un poco. La vida es cruel a veces, inexplicable, caprichosa, pero es vida, y mientras lo es, la vida sigue siendo vida, y con ella, los que aun estamos y no nos hemos ido y los que acaban de llegar.
Un pésame sincero a la amiga, y una felicitación a los nuevos padres de San Sebastián de los Reyes.

Laia, la pequeña Laia.



Así con sus pinreles al aire o con su vestido a lo Lola Flores vemos cómo sigue creciendo la pequeña Laia. Ojalá hubiera alguna pócima para poder impedir que crecieran, para que se nos quedaran peques siempres, y sobre todo, para que los que estamos tan lejos, no nos perdiéramos ni un ápice de los cambios por los que pasan. Desafortunadamente para nosotros, y por fortuna para ellos, los días pasan, nuevas experiencias se acumulan, un cachito de inocencia se les cae por el camino junto con algún diente de leche y ellos van cambiando, mientras nosotros nos hacemos simplemente más viejos.

Para los curiosos

Aquí están las últimas fotos de nuestra casita, esta vez algo más decorada y habitable que la anterior. Parece que fuera ayer cuando puse las fotos del piso de Hayward en esta misma página, y ha pasado ya más de un año, y llevamos otra mudanza más a las espaldas. Mucho me temo (con alegría en cierto modo) que no será la última que hagamos.



La batalla perdida



Esa batalla es la de las hojas en otoño. Técnicamente no es otoño aun, pero los árboles no saben de calendarios, así que esta mañana ya no lo he dejado por más tiempo y me he hecho lso 200 metros lisos a rastrillo (y escoba, y pala, y manguera...) La verdad es que ahora que lo veo estoy orgullosa, pero esas dos horas a lo "Bricomanía" me han dejado igualmente dolorida. Eso sí, todo sea por que mi casa no parezca una casa de Halloween o de la familia Monster. A lo "Marta", me he peleado con todas las arañas que he visto y he derruido sus hogares a mangerazo y escobazo limpio. Pero incluso en la vóragine de polvo, hojas, bichos y aperos de labranza, he encontrado mucha paz y silencio para juntarme con mis ideas. Ha sido una muy agradable manera de pasar la mañana, ya que no había apenas un alma por la calle, estaba nublado pero no hacía nada de frío, y entre rastrillo y rastrillo, me transportaba a Villalba, me escuchaba divagar, a veces sin sentido, y planeaba mi vida. Ha sido como esas conversaciones que se tienen con amigos en las que parece que uno resuelve el mundo en un intercambio de ideas triunfal, solo que no he resuelto nada, pero me he encontrado feliz, que no es poco para una mañana de domingo y de duros trabajos de paisajista-jardinera.

sábado, 8 de septiembre de 2007

El plato de los domingos, los sábados.


Elena me decía hoy, "No tía, hoy no la hagas, ¿no?" Y yo pensando, "¿por qué hoy no?" Pues claro, Susana. Porque como Dios manda, la paella se sirve los domingos, y no los sábados. Pero bueno, con la diferencia horaria, casi casi estábamos a domingo hora española. Bueno, el caso es que dejando estas "technicalities" a un lado, la paella estaba que te cagas. No fue fácil reunir los ingredientes: fuimos a Cost Plus (World Market) a por el albariño para regar la paella (vale que ese no es un ingrediente de la paella en sí, pero era igualmente importante para el evento culinario de hoy). A lo que íbamos: Albariño, tomates pelados en lata e intento de arroz de Calasparras (que no quedaba hoy) en Cost Plus; mariscos pelados y congelados, pimientos, cebollas y ajos en Trader Joes; y pollo troceado, gambas con cabeza, algo parecido a cigalas y mejillones con solo una cáscara en Mi Pueblo. Que me trocearan el pollo como yo lo quería, ha sido una odisea, porque claro, aquí no vale con decir "troceado" a secas, sino que he tenido que acompañar el término de una explicación con mímica incluída (para después yo en casa, terminar de rematar la jugada con las tijeras). Tampoco me valió decirle al carnicero mejicano que lo quería para paella. Eso de lo único que me ha valido ha sido de pista para el carnicero y sus compañeros para subir sus apuestas tras el mostrador al intentar dilucidar de dónde había salido especímen tan raro como yo. Las gambas, idiota de mí, no se piden como tales, sino como camarones. Y mira que lo ponía bien clarito en el letrero, pero se me fue. Las cantidades, como mi madre me había dicho medio kilo, al no saber traducirlas a libras, se han quedado en puñados. Y lo de mejillones con dos conchas, en fin, mejor ni lo explico.

De todos modos, estos pequeños inconvenientes le han dado algo más de vida al proceso, et... voila, aquí está el resultado: