
A veces la vida pasa de puntillas y sin hacerse notar. Pasa como una mirada de soslayo, se desliza como una sombra en la penumbra, apenas perceptible. Así está pasando este otoño, con octubre ya acabado y noviembre a estrenar. Sin estrépitos, ni tormentas, ni olas de calor, con sonrisas y sin lágrimas. Pasa el otoño con sus días cayendo como un castillo de naipes soplado por el viento, como un hilillo de agua que se escapa por una grieta, como la araña silenciosa y ligera que mora en las esquinas. Leve como el vuelo del diente de leon.
2 Comments:
Curioso, para mí el otoño ha llegado haciendo un estruendo para hacerse notar, igual que el otoño pasado. A ver si el año que viene tengo un otoño leve, como el tuyo.
Confío en que así sea. El próximo otoño ha de ser menos sombrío y más silencioso para ti, como una agradable tarde soleada de septiembre más que un furibundo y lluvioso lunes de noviembre.
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