También Nació en el Mediterráneo
En Julio hará un año que ya no está sentado en su butaca bajo la claraboya esuchando la radio, un año que no cuenta sus pastillas de colores al desayuno, que no me llama "chatilla", que en su mente no suenan tangos de Gardel. Tiempo... tiempo el que me faltó a mí para despedirme, sin saber en las navidades del 2007 que aquella noche antes de salir con rumbo a Barajas sería la última vez que le vería.
Si algun día para mi mal
viene a buscarme la parca,
empujad al mar mi barca,
con un levante otoñal
y dejad que el temporal
desguace sus alas blancas.
Y a mi enterradme sin duelo,
entre la playa y el cielo.
En la ladera de un monte
más alto que el horizonte.
Quiero tener buena vista.
Mi cuerpo sera camino,
le daré verde a los pinos
y amarillo a la genista.
Cerca del mar, porque yo...
nací en el Mediterraneo.
5 Comments:
Susana, ¡qué suerte haber disfrutado tanto tiempo de tu abuelo! Por lo que cuentas debió de ser una persona muy interesante... con tantos acontecimientos en su vida... Seguro que desde esa amapola roja o donde quiera que esté estará pendiente de tí y de Sara y participará de tus alegrías y tus tristezas. Te mando un abrazo
Nunca sabemos cuándo será la última vez que los vamos a ver... Por eso, hay que despedirse siempre como si fuera la última. Qué pena que yo no lo hice con mis padres, les hubiese dicho tantas cosas...
por cierto, me hubiese encantado conocer a tu abuelo. Seguro que tenía muchas cosas interesantes que contar.
Podría haberme despedido como si hubiera sabido que sería la última vez que lo haría, pero de haberlo hecho habría sido admitir lo obvio: que todos nos vamos y casi siempre sin avisar. Parece que si lo ignoro, es como si no fuera a pasar... pero sí, acaba pasando.
Mi abuelo tuvo una vida muuy interesante, como ambas apuntáis. Perseguido en España por sus ideas, encontró en Rusia refugio y a su mujer, mi abuela, otra mujer interesante (que dejo para otra entrada). Allí en Rusia nacieron mi madre y mi tío. Con esas pocas frases que resumen algo de lo que fue su vida, imagina qué hombre fue. Seguro que algo de lo que imaginéis, le hará justicia.
A veces nos queda ese desconsuelo del que habla Mayte... el no haberles dicho todo lo que queríamos a esos seres que nos abandonaron sin darnos esa oportunidad. Es fácil pensar esas cosas cuando ya ha ocurrido la fatalidad... pero desde el presente es imposible prever qué va a ocurrir a continuación. De todas maneras yo estoy convencida de que en cierta manera su espíritu está cerca y siempre podemos hablar quedamente con ellos y despedirnos hasta muy pronto... cuando nos volvamos a encontrar (que visto en la inmensidad del tiempo es... ¡ya!) Os mando un beso a las dos, a tí y a Mayte (... y a Sara, por supuesto!)
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