morriÑa
Las fiestas del 2 de mayo, o quizá el olor a café del desyuno de Vinh, o simplemente el hecho de que "ya tocaba" me hacen amanecer y rastrear google images, buscando fotos de Madrid. De cualquier lugar. De noticias. Hoy necesito saber que Madrid sigue allí, que la puedo ver con un click, con el pasar de una página de mi álbum, y lo más importante: necesito que Madrid sepa que me acuerdo de ella, que la busco y la añoro, y que las lagrimillas que se me escapan son sanas; sanas, buenas, y hasta necesarias añadiría yo. Esas lagrimillas pese a los 7 años que las lloro me demuestran que quedan ganas de volver, muchas ganas. Las lagrimillas son lan la únicca evidencia física de mi morriña.La morriña de aquel que un día ---sin desearlo---dejó atrás su mujer y sus hijos, su casa en la aldea, su amada y verde campiña, y emprende viaje hacia tierras desconocidas y no pocas veces ingratas, donde permanece lejos de todo lo que ama, donde los años transcurren en silencio cómplice con la tristeza...esa morriña llega a convertirse en un sentimiento que desgarra el alma. Morriña del emigrante que lloró la muerte de sus padres sin volverles a ver... y quizás, acolitado por esa misma morriña, también le llegó la muerte sin volver a ver su tierra. Como esa morriña no hay otra igual y hay que ser emigrante para comprenderla a fondo.
Para leer el artículo oríginal, podéis acudir a este enlace .


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