Culo inquieto

Ya han pasado dos años desde que llegamos a California tras un paréntesis de otro año viviendo y trabajando en Madrid. El blog sigue su curso, esta vez más centrado en este "life'changing event" que nos está pasando. Y como siempre (o casi)el blog sigue llegando...¡¡¡EN ESPAÑOL!!! Sumamos y seguimos, y añadimos un nuevo miembro a nuestra familia: Sarita Do-Fernández.

sábado, 12 de agosto de 2006

Españolizándonos

Miércoles 9-08-06

Ya llevamos tres días viviendo en Hayward. Este pueblo/ciudad no hay casi nada de vida, pero al menos es más seguro que Oakland. Nos quedan dos semanas para empezar a trabajar con los niños, y en ese tiempo, aun nos quedan cabos por atar.
El que más nos urge es terminar de comprar los muebles, porque de momento nos toca comer de pie con los platos apoyados en la barra americana de la cocina. A ver si mañana en Ikea terminamos de una vez, porque francamente, aunque jamás hubiera pensado que fuera a decir esto, estoy cansada de andar de compras. Además, con eso de que ahora sólo gastamos y no entra mucho dinero… pues tenemos que andarnos con ojito.
Aun así, como estamos de “semi-vacaciones”, salimos por ahí y ejercemos de turistas. Antes cuando estábamos en San José vivíamos en lo que se considera el sur de la bahía. Ahora vivimos al este de la bahía, y es territorio desconocido tanto para Vinh como para mí. Esta mañana, sin ir más lejos, hemos ido a un mini-pueblo que se llama Albano. Y la excursión ha resultado de lo más española. Explico:

Hoy Vinh y yo hemos acudido a una “cita a ciegas” con otra española que vive por la zona y que, oh milagro, no es profesora. Su historia es muy diferente a la mayoría de las de los profesores visitantes. Ella es de Sevilla y conoció a su marido en una base militar de Andalucía (no Rota, sino otra). Una cosa lleva a la otra y al final lleva aquí viviendo tres años. Tiene dos nenes preciosos, porque son “café con leche”, ya que su marido es afro-americano. Había que ver a la niña de tres años hablando en español con el hermanito de dos y preguntándole con tremendo acento andaluz que dónde estaba no sé qué.

A la cita a ciegas se ha unido otra española, catalana, que conocí en un de mis famosos cursillos. Y el punto de encuentro, un bar que se llama Pri Pri Café, regentado por un madrileño que nos ha servido a Vinh un desayuno de café con leche y tostada andaluza, y a mí, cómo no, un Cola-Cao con leche fría; bueno, el Cola-Cao me lo ha servido su mujer japones. Total, que el madrileño estaba ocupado intentando conseguir una licencia para vender alcohol, porque imaginareis que unas tapas de sobrasada, cantimpalitos y chistorra como las que nos hemos tomado sin vino o cerveza, pues bueno, dejaban que desear…
También estaba madurando la idea de hacer partidas de mus los domingos en el bar, y es que si en San José éramos ciento y la madre de España, me da la impresión de que por esta zona somos aun más. Valga añadir que sólo este mes de junio hemos venido 20 a trabajar a Oakland…

Luego la amiga catalana nos ha llevado a una tienda en Berkeley que se llama “Spanish Table” que bueno, por dónde empezar, era enorme y además tenía de todo, a precio de oro, eso sí: decenas y decenas de vinos distintos (sin exagerar), cerveza Estrella de Galicia, sobrasada, jamón, sidra el gaitero, vuelve tortillas, cazuelas de barro, morteros, utensilios de cocina de madera de olivo, salchichón de vic, las paelleras más grandes y más pequeñas que jamás había visto, ventrisca, encurtidos, pimientos del piquillo rellenos, Cola-Cao ¨(al módico precio de 9 o 16 dólares por un tarro),gel de La Toja, colonia Nenuco, tortas de gazpachos manchegos, chocolate a la taza, flan del Chino Mandarín, legumbres, pegatinas, banderas, mogollón de libros en español… bueno, no dábamos crédito ni Vinh ni yo (por los productos y por los precios).

Y como por guiño del destino, en la autopista de vuelta a casa, hemos visto a un coche con pegatina española en el maletero. Es una pena que nuestro coche al ser negro, y nuestra pegatina del toro, al ser negra también, no se vea. En diciembre compraremos alguna de la comunidad europea y de la bandera de Madrid, que la de España a Vinh le trae recuerdos del cole donde trabajó y no le termina de convencer.

Ahora, después de tanta intensidad estamos ya de cierre, Vinh con el libro de Los Pilares de La Tierra casi terminado y yo con los culebrones mejicanos de fondo mientras escribo. La selección de canal no es tal selección, pues no cogemos otro. Qué pena.

Lo dicho, os dejo, que me voy a dormir. A ver si mañana se nos da bien el día, compramos y venimos a casa prontito, que Ikea, con esto del móntalo tú mismo, nos quita mucho tiempo. Eso sí, sin herramienta ninguna estamos hechos unos hachas del bricolaje. Si lo ve mi padre, ni se lo cree… Haremos fotos para constatarlo. Pero eso será ya otro día…