Ayer fue una de esas noches en las que unos beben más de lo que debieran. Eso le pasó a nuestro querido Jesus. Pero gracias a ell, y aunque parezca grotesco, he vuelto a comprobar que estos instintos maternales que vienen llamando a mi puerta últimamente, no fallan. Nos quedamos una hora y media a cuidar de esta alma cándida, y como tampoco hace falta entrar en pormenores, sólo diremos que esos 90 minutos extra que estuvimos en la fiesta, nos han dado a todos los implicados más tablas de padres y madres.
Pero recordad, niños: cuando todo el mundo se empiece a reir de vuestras gracias, quizá es un buen momento para plantearse dejar de beber, e intentar reirnos con ellos de alguna otra cosa, ya que cuando es uno el centro de la risotada, algo huele a chamusquina (o a ron, como en el caso de ayer).
Ay, Jesusito, ponte bien pronto...
1 Comments:
Como si en esos momentos te dieses cuenta de lo patético que puedes llegar a ser.
Lo peor es el día siguiente cuando no te atreves a mirar a nadie de los que estaban en la fiesta a la cara y esas extrañas manchas en la alfombra y el miedo a entrar en el dormitorio........¿QUE HAY EN EL DORMITORIO?
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