Los Piratas decían en su canción "mi coco" aquello de que la pena dura tanto como quieras tú seguir llorando. Jorge Drexler aquello de que si todo empieza y todo tiene un final, hay que pensar que la tristeza también se va, se va, se fue. Eso sí, con los dedos cruzados esta vez. El caso es que las tres analíticas a las que me he sometido esta semana han salido bien. No tengo problemas, al menos que se reflejen en la sangre, y mira que me han sacado una poca esta semana, así que siguiendo los consejos de la doctora, en diciembre y tras haber tomado las dichosas vitaminas y el ácido fólico durante dos meses, intentaremos que la próxima lenteja no se demore y sobre todo, que se cocine bien, y que llegue a buen puerto. Ya no hay más tiempo para lamentarse, sino para poner toda la ilusión, sin restarle ni un ápice, a la preparación esta vez más concienzuda de Sandra, Sara, Sergio... Do-Fernández. Hay que acabar algunos capítulos y empezar otros. Se avecinan reuniones de padres, Halloween, Acción de Gracias, Navidad, vuelta a España y re-encuentros. Demasiadas cosas para dejarse abatir por lo que pasó y muchas para permitirnos hacer planes más allá de enero.
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