Leo el periódico todos los días. No soy una entendida en economía, pero tampoco soy como esas señoras que dicen que la economía ni les interesa ni les afecta. Bueno, pues últimamente me estoy planteando si ser consciente (medianamente) de lo que pasa a mi alrededor ya me merece la pena o no. Me planteo que a lo mejor más me valía unirme al tren de aquellos que afirman que la
ignorancia en la felicidad.
Este viernes fue lo que los periódicos aquí han calificado como "viernes negro" para la economía. Y vaya que si me afecta. Le afecta a Vinh, que se preocupa y entristece; me afecta a mí, que lo veo y maldigo al país a la situación que tan difícil nos pone las cosas; nos afecta a todos. Nos cuesta $60 llenar el depósito de gasolina. No hacemos grandes viajes, apenas al trabajo, la tienda y poco más, y eso nos dura una semana de media. Por eso Vinh se está seriamente planteando ir al cole en bici o como poco, en autobús. Total, práctica ya tiene después de un año en Madrid, y por esos mismos $60, se saca el abono mensual aquí.
Ir a la compra ya no es algo divertido, pues ahora gastamos el doble de tiempo para buscar chollos que nos ahorren algo de dinero. Se acabó comprar cosas de delicatessen y los caprichos. Ahora vamos a "Mi Pueblo", el súper mejicano del barrio donde las rancheras te atruenan la cabeza, pero donde las frutas, la carne, las verduras, el pescado y la panadería tienen precios imbatibles y además te atienden con una sonrisa y en español. En el fondo, no está mal cambiar de tren de vida y ver lo que hace la mayoría de la gente con un sueldo normal. Es algo así como una especie de cura de humildad, y al final del día, cuando consigues apañártelas, hasta te sientes bien.
Y cómo no hablar del euríbor. Máximo histórico. Esa es la verdadera vuelta de tuerca que nos está jod... la vida. Después de un año, sólo hemos pagado 5,000 euros reales del precio del piso. Todo lo demás no han sido más que intereses, y como siga así la cosa, no vamos a amortizar capital hasta que Sara no termine la carrera universitaria. Y mientras, el dólar por los suelos y nosotros en puertas de vivir con un sólo sueldo .
Eso sí, como el paro, por ejemplo, me toca más de pasada, a pesar de todas las calamidades, me tengo que senir afortunada porque no tengo problemas de trabajo ni aquí ni allá, y no mucha gente puede decir eso.
Otra vuelta de tuerca, y todos a pasar por el aro.