Estrés. Afecta a quiénes somos. Afecta a cómo el sistema nervioso reacciona ante estímulos que percibe como amenazas, malgastando energía y adrenalina, haciendo que el corazón lata más rápido, que la tensión suba y cambie el nivel de glucosa en sangre. Afecta a los músculos, que se tensan y contraen. Afecta al sistema respiratorio, que hace que nos hiperventilemos, que nos den hasta ataques de pánico. Afecta al sistema cardiovascular, propiciando que el corazón se contragia más de lo necesario, y llegando en última instancia y tras muchas repetciones, al ataque. Afecta al sistema endocrino, haciendo que el cuerpo produzca epinefrina, o la hormona del estrés, lo que hace al hígado producir más glucosa para poder responder con energía a situaciones de emergencia. Afecta al sistema digestivo, con dolores, náuseas, vómitos, ácido... Todo esto a causa de ¿qué? Sea lo que sea, ¿merece la pena que le hagamos esto a nuestro cuerpo? A veces hay que parar y decir "basta". A veces hay que sentar las prioridades que se nos pierden en alguna parte entre la casa, el supermercado, el trabajo y las responsabilidades varias.
Yo hoy lo he sentido. El estrés me ha agarrado por el cogote, como si tuviera manos reales y me apretara alrededor de la coronilla. Estrés no sé por qué: por la reunión de esta tarde acerca del futuro de la escuela, por la del 7 de marzo para hablar de mi permiso de maternidad; estrés por el estrés que manifiesta Vinh, por saber que Sara está bien... Sara estará bien en cuanto yo deje de estar estresada.
2 Comments:
No te me agobies anda, que va anacer la nena estresdada.
Irene
Eso intento, pero a veces la rutina puede a las buenas intenciones... Cuando sepamos lo que hay, espero que el estrés disminuya.
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