Culo inquieto

Ya han pasado dos años desde que llegamos a California tras un paréntesis de otro año viviendo y trabajando en Madrid. El blog sigue su curso, esta vez más centrado en este "life'changing event" que nos está pasando. Y como siempre (o casi)el blog sigue llegando...¡¡¡EN ESPAÑOL!!! Sumamos y seguimos, y añadimos un nuevo miembro a nuestra familia: Sarita Do-Fernández.

jueves, 28 de febrero de 2008

Happy Tears

Qué bien nos lo hemos pasado durante la eco. Ha empezado bien, con el gel de la tripa calentito, no frío. Y luego ha seguido regular, porque Vinh decía "Wow!" y yo en cambio no veía nada. Después ha vuelto a ponerse emocionante: le hemos visto el piececillo, y tras eso, todo lo demás: el muslo, el fémur, la cabeza, los ojos (bueno, las órbitas), las costillas, la columna, el cerebro y el corazón latiendo. Pero lo que más nos ha emocionado ha sido ver cómo se movía: lo hacía mucho, espasmódicamente, saludando, dando patadas, girándose... eso sí, todo para no descruzar las piernas. Es muy señorita Sara: tan peque y ya anda cruzando las piernecillas. A pesar de las dificultades, la doctora, que sólo se dedica a esto, ha dicho que es niña, que se veían 3 rayitas, y eso parece ser prueba irrefutable de que es niña. Yo por más que me miro, no encuentro 3 rayitas en mi fisionomía. ¿Tanto cambian las nuevas generaciones que ahora las niñas vienen con rayitas?
El caso es que nos lo hemos pasado de rechupete mientras me pasaban el cacharro ese por la panza, después cuando hemos compartido las noticias con familia y amigos, y solos, paseando por el parque y tomándonos un batido más tarde. Pero no ha sido hasta que Vinh me ha dejado solita en casa para irse a comprar la cena que me he puesto a llorar como una madalena, mientras veía el vídeo una vez más. Tengo a una persona, chiquitita pero persona, aquí adentro. No sólo eso: está viva, se mueve, le late el corazón... aunque yo aun no pueda sentir nada de eso. Me han dicho que aun es muy pequeña para que yo pueda apreciarlo, pero por otros cauces (Internet, libros, testimonios...) he sabido que con 18 semanas, el tiempo que tiene Sara ahora, hay gente que ya lo siente. ¡Qué ganas de que suceda eso! ¡Y qué ganas de que en 22 semanas más, hacia el 31 de julio, podamos abrazarla y tocarla! Todo esto es una auténtica pasada.