Hoy hemos cambiado la hora para ahorrar energía, y por un par de semanas viviré con la ilsuión de que sólo me separan 8 horas de España. Al cambio de hora le ha seguido un precioso día primaveral, casi casi veraniego. Vinh, su hermano mayor Hoang y yo nos hemos ido dando un paseíto desde casa hasta un restaurante cubano que hay en Downtown San José, a sabiendas de que no sólo la comida está riquísima y de que las camareras me recuerdan a mi tía Emili, sino que además, tienen un hermoso patio donde poder disfrutar de un ambiente de terraza similar al de España. El caso es que después de comer hemos vuelto a casa, pero hacía tanto sol aún que nos daba reparo quedarnos ahí metidicos. Así que Vinh se ha lanzado a las calles en busca de parques donde llevar a Sara en el futuro, y yo le he seguido con mis zapatos Camper naranja nuevos. Hemos llegado a la rosaleda y allí nos hemos desplomado en el césped mientras charlábamos (hay que ver lo que hablamos Vinh y yo). Hemos visualizado tardes corriendo con nuestra niña, picnics con Conchi este verano... y hemos visto a muchísimos niños con sus familias. Caray, no sé si es atención selectiva o qué, pero últimamente vemos niños y embarazadas por todas partes, como si fuera poco menos que una plaga. Y así, como perros sabuesos en busca de pistas, nosotros hemos olisqueado, nos hemos tumbado, hemos abrazado los últimos rayos del sol de este 9 de marzo que esperemos sea la antesala de una primavera que no se hace esperar más.
2 Comments:
Espero que los días de verano sean como el de ayer, fue fantástico volver la manga corta y a jugar con el agua en el parque. Sara habrá estado contenta en la barriguita; ella es una niña de verano y ya me la imagino correteando por ahí con su manguita corta y jugando con los chorros de agua.
Sí, qué ganas de solecito y paseos. Sara debe estar contenta con el sol y todo lo demás, porque no para de moverse. Seguro que cuando leyó lo que escribes, estaba protestando porque no quiere esperar más a corretear con la manga corta y a jugar con los chorrillos del agua. Nosotros tampoco podemos esperar.
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