Culo inquieto

Ya han pasado dos años desde que llegamos a California tras un paréntesis de otro año viviendo y trabajando en Madrid. El blog sigue su curso, esta vez más centrado en este "life'changing event" que nos está pasando. Y como siempre (o casi)el blog sigue llegando...¡¡¡EN ESPAÑOL!!! Sumamos y seguimos, y añadimos un nuevo miembro a nuestra familia: Sarita Do-Fernández.

domingo, 2 de marzo de 2008

Juegos Nocturnos

Por las noches, en el 228 North 6th Street de San José, la familia Do-Fernández ha empezado una nueva serie de juegos nocturnos. No cerréis los ojos, que esta entrada del blog puede leerse sin ruborizarse uno. Se trata de "adivina dónde está Sara". Primero hay que asegurarse de que en la habitación todo está en silencio y no hace frío. Después, mami se tumba en la cama y empieza a acariciarse la tripa de un lado a otro. Papá pega la boquita a la tripa y llama a Sara. Y luego empezamos los dos a presionar muy levemente en un lado y en otro. Vinh pone su mano de gigante en mi tripa. Casi la cubre toda. Nos quedamos los dos muy quietos y en silencio. Sólo se escucha a través de la puerta el cascabel de Neo rondando por alguna parte del salón. De repente, Sara comienza a jugar. Empieza a dar golpecitos, muy flojitos, tanto que a veces nos preguntamos si son gases que viajan de un sitio a otro. Decidimos que no, no puede ser. No tan abajo, no tan en la superficie. Y entre contentos y asustados, repetimos la faena: caricias, palabras, golpecitos, y a esperar a ver qué pasa. A veces Sara viaja de un lado para otro, o quizá es sólo que primero contesta con los pies, y luego lo hace con las manos en otro sitio. Me hace preguntarme cómo son de grandes sus pies, si toda ella mide 5 pulgadas y media. ¿Serán como un dedal cada uno? ¿Y sus manos? ¿Y sus uñas? ¿Y su ombliguito? ¿Qué pensará? ¿Piensa? Y así, sobrecogidos por la experiencia, con montones de preguntas que nunca encuentran contestación y cansados los tres, nos damos media vuelta, apagamos la luz y soñamos: nosotros con Sara, e igual Sara sueña con sus papás.