Retina
Mis retinas estos días escudriñan cada rincón de la casa de mis padres, como si nunca antes me hubiera parado a ver todos sus detalles, que en gran parte están ahí gracias a Conchi: sus figuritas y adornos, sus desperfectos en alguna pared que otra, lomos de libros nuevos o que al menos yo no recordaba, mi propia habitación, las pestañas largas de mi perra Pancha, las revistas y catálogos de la mesa de café del salón, la sombra de mi abuelo sentado en la butaca acurrucado con su radio… Qué necia he sido, viviendo allí tantos años y sin reparar en esas y tantas otras cosas. Por un momento pensé en volverme loca haciendo fotos, pero no, eso sería trampa.
En la Biblioteca Nacional no se hace trampa. En mi retina tampoco. Sé que todas estás nuevas imágenes que me llevo estarán empujando al archivo otras muchas, pero no importa, porque estas son más atemporales, y las puedo atesorar por más tiempo. Ya las tengo todas bien catalogaditas, todas bien alfabetizadas y ordenadas
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